Quedan invitados a proseguir con la
lectura.
Fotografía Web de la alcaldia de Londres |
Viejas Calles de Londrés descritas por Dickens
Resulta indudable para el autor del
presente ensayo, que en esta etapa temprana del aprendizaje sobre el género
literario de la crítica, se requiere tener la suficiente osadía para juzgar los
méritos lingüísticos, sintácticos, simbólicos, ideológicos y creativos de este
importante autor de habla inglesa.
Escritor por el cual profeso admiración
desde edad temprana, y quién a través de sus relatos imprimió en mí imaginario,
un seductor mundo que describe desigualdades, pasiones y valores; entrelazados
con descripciones que van desde la oscuridad y la suciedad del hollín y del
barro profundo de las calles londinenses, hasta la blancura de los campos y
tejares cubiertos de nieve, además de hermosas representaciones de la campiña
británica o de sus costas. Con estos párrafos extraídos de sus textos ilustró estas maravillosas puestas en escena.
“Los Olmos se inclinaban unos a otros
como gigantes que quisieren confiarse algún terrible secreto” David Copperfield
“Desembarqué en una tarde fría de
Otoño. Estaba oscuro y lluvioso y en un momento vi más niebla y barro que la
que he visto en un año” David Copperfield
“La oscuridad y la bruma habían
desaparecido con la ciudad, dando paso a un día invernal, claro y con nieve en
el suelo” Cuento de Navidad.
“En contraste con la blanca y lisa
capa de nieve de los tejados y con la nieve más sucia del suelo, las fachadas
de las casas parecían negras y las ventanas todavía más negras” Cuento de
Navidad.
Es tal su habilidad literaria, que considero a Dickens apropiado para invitar a los más jóvenes a involucrarse
con el hábito de la lectura. Oliver Twits y un Cuento de Navidad, tienen ese
encanto de los diálogos y reseñas ligeras y sencillas, pero que a través de sus
historias impregnadas de una fantasía ilimitada dan vida a los personajes,
motivo suficiente para atrapar a los lectores, hasta devorar por completo los
textos.
El nobel Mario Vargas Llosa, propone en
cambio en su ensayo sobre el autor denominado “Una visita a Charles Dickens”, como sus personajes e historias poseen un trasfondo complicado y recóndito.
“Como sus pares, los Tres Mosqueteros
o los Miserables, esa facilidad que pone al alcance de todos los públicos es
engañosa, pues por debajo de la sencilla anécdota que el lector tiene la
impresión de entender a cabalidad, hay un mundo complejo y profundo en el que
comparecen todas las experiencias humanas primordiales incluidas las más
turbias.”
Alternativamente a esta doble lectura
que realiza Vargas Llosas; G.K Chesterton en su libro de 1906 “Charles Dickens,
A Critical Study” hace una formidable defensa al oficio de Dickens, pues sus detractores
de ese tiempo consideraban a sus protagonistas demasiados irreales, o carentes
de credibilidad por la falta de detalles en sus reseñas, misma consideración
para sus puestas en escena, entre las que se desenvolvían sus personajes;
decretando por ello problemas de verosimilitud en las historias. Entre este
grupo se distinguía su compatriota Walter Bagehot, hombre que describe que en
el trabajo de Dickens hay inconexión en el registro de los lugares (espacio) y
en la ilustración de los personajes. Ante ello solo resta aclarar que las
anacronías y la irrealidad absurda de los hechos, eran consideradas faltas casi
sacrílegas para la crítica purista de su época.
A pesar de estas radicales
manifestaciones en contra del autor, que eran divulgadas en los diarios de la
época, tales hechos no disuadieron a sus lectores que vivían ávidos por
conocer los finales de sus historias, que eran publicadas por entregas.
Otra oportuna defensora de Dickens en
1930 fue Virginia Woolf; ella realizaba pequeños ensayos para unas revistas
londinenses; en uno de estos escritos comenta sobre la obra “nosotros
modificamos nuestra imagen psicológica cuando leemos a Dickens, porque como el crea personajes escasos de
detalles, pero a su vez llenos de conversaciones grotescas, nos permite crear la
imagen, que da la perspectiva reveladora del comportamiento de ellos.”
Sin duda parte de la genialidad del
escritor es que arma sus personajes desde los mismos diálogos, por lo que son
solo descritos y construidos con una leve vaguedad.
Otro severo censor y a la vez
admirador, es Edgar Alan Poe; quien describe algunos descuidos literarios en la
forma o errores sintácticos, encontrados en la obra Barnaby Rudge; en donde la
trama esconde a un asesino que no debe ser descubierto sino hasta el final,
pero que Poe con su aguda lectura revela y lo exalta como notable error en la
hoja séptima, en el relato de Daysi Salomon, en un texto de trecientas
veintitrés páginas. A partir de este detalle Poe registra otros errores de uso
del idioma ingles y al respecto anota “El inglés de Mr Dickens es habitualmente
puro. Su error más notable es al usar el adverbio directly, -directamente- en vez
de, as soon as, -tan pronto como-”
“Directly he arrived, Rudge said”.
Resulta notable comentar como la niñez
y adolescencia dificultosas y con carencias de Dickens, marcarán su vida
convirtiéndose en el soporte de sus ficciones como en las novelas David Copperfield
y Grandes Esperanzas. Al respecto cuentan sus biógrafos que a la edad de 12
años en 1824, debió trabajar en la fábrica de betún Warren, por tres largos y
desesperantes años, debido a que su padre quebró y fue encarcelado por ello.
En 1829 comienza su carrera como periodista
a la edad de 17 años y en diciembre de 1833, inicia su profesión literaria con
la publicación de “Una cena en Poplar Walk”, en 1836 se publica en forma serial
su primera novela “The Pickwick Papers”.
De ahí en adelante conoció el éxito,
en 1843 publicó “Un Cuento de Navidad”. En 1850 publica su novela “David
Copperfield”, en la que describe pasajes de su vida con detalles de ficción y
algunos llegan a insinuar que es un relato auto biográfico.
Sus aportes no se limitan a la
literatura, debido a que toda su obra encierra tras de sí, denuncias políticas
propias de su contemporaneidad en plena época Victoriana; enfatizando en los
abusos de explotación infantil, mal remunerado y recargado en horas de trabajo
(hasta de 10 horas para niños de 10 años en adelante). Además dibuja todas esas
inequidades que padecen las clases obreras y de trabajadores humildes del Reino
Unido, a tal nivel que el mismo Marx escribió sobre Dickens esta reseña. “Este
autor ha proclamado más verdades de calado social y político que todos los
discursos de profesionales en la política, agitadores y moralistas juntos”.
De igual manera Kafka en 1916 expresa
este pensamiento sobre Dickens “Hay una falta de corazón detrás de su estilo
sentimentalmente desbordante.”
Cierro con el comentario que además
fue precursor en la defensa de los derechos de autor, pues su obra se
popularizo también en Estados Unidos, de manera paralela a su patria; por ello
sus contenidos se pirateaban copiosamente, lo que le obligó a querellarse
contra muchos editores inescrupulosos.
Al concluir con el estudio de la obra
de Dickens y de su vida, corroboro que a parte de mi antigua admiración, ahora
ha despertado nuevos intereses, al comprender que su mayor genialidad estaba en
retratar la inequidad e iniquidad de una sociedad burguesa, que comenzaba a
mostrar como el capitalismo mal aplicado es tan perverso como todos los
regímenes de carácter totalitario.
Sin duda Dickens es un autor que
permanecerá vivo en nuestros recuerdos, y con certeza continuará enamorando a
nuevos lectores, gracias a su habilidad narrativa y a sus singulares
personajes, que permiten a sus escritos continuar perennes en el tiempo.
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