Primer ministro Ucraniano |
Foto web del gobierno de Ucrania
La singularidad hace referencia al
carácter extraordinario, único o raro de un acontecimiento, siendo un adjetivo
impactante y concreto, que me ayudará a definir las historias a las que me
quiero referir.
Otra notable particularidad que percibo
de los acontecimientos provistos de singularidad es su capacidad de perturbar
el entorno de vida de miles o de millones a través del tiempo; determinando
consecuencias adversas por el efecto de un hecho puntual. Ahora examinen como ejemplo la decisión de un
grupo de ciudadanos del este de Ucrania, de independizarse de Kiev, proclamar
dicha autonomía y procurar anexarse a Rusia; este es un patrón proclive a
imitarse en otros lugares de Europa e inclusive de Estados Unidos. Y solo lean
o busquen informes al respecto. Los estados de Arizona y Texas han deseado la
posibilidad de separarse de la Unión americana, solo se necesita de algún
populista seductor para volver a revitalizar ideas como estas entre las masas
que habitan en esas regiones. O el estado Prusiano que subsiste en el
imaginarios de miles de alemanes y de polacos a través de la amplia frontera de
esos 2 países. Cuán difícil será evocar la marcialidad, el chauvinismo y el
espíritu guerrero que ha caracterizado a estos habitantes europeos por cientos
de años y que ahora solo yace adormitado por encontrase divididos entre dos
países; subsisten iguales discrepancias en Cataluña y en Escocia.
Y es así con estas muestras como pretendo
destacar porqué un suceso singular actúa sobre vastas zonas y el tiempo no lo
afecta.
Entrando ya en la reseña encuentro un
hecho impresionante, que si bien ha sido destacado por los medios, no despierta
preocupaciones mayores en la gente.
Y el acontecimiento es nada menos que
la comprobación por dos estudios diferentes de las extraordinarias
modificaciones en cuatro glaciares ubicados en la Antártida occidental, que han
reformado la hidrodinámica de los hielos en esa zona austral, afectando el
clima futuro y los niveles del mar hasta en cuatro metros, en un periodo de
tiempo estimado entre los 100 a 400 años. ¡Oh! pero es demasiado tiempo para
preocuparnos, debido a que un ser humano actual no sobrepasa normalmente los 90
años.
Claro esa es una reflexión verdadera,
pero estos cambios se están efectuando ya, y sus consecuencias en el clima y el
nivel de las mareas subsisten desde ahora, creando dificultades para las
ciudades costeras en tiempos de tormentas; obligando hacia el futuro a
desplazar a miles o quizás millones de personas por culpa de las secuelas que
producen las inundaciones cíclicas o las grandes marejadas destructoras de todo
a su paso.
Estamos en presencia de eventos geo
transformadores para los cuales el hombre no posee soluciones, ni aun siquiera
moderando los efectos del cambio climático, pues las conclusiones de los
estudios señalan que ya una vez iniciados estos cambios ellos no se detienen.
El siguiente tema implica asuntos
económicos, políticos además de sociales, y es la ya avanzada desarticulación
de Ucrania, que transcurre inexorablemente ante la impasibilidad de Bruselas,
las estratagemas de Putin y el establecimiento ruso y en medio de las
inconveniencias de Obama y su gobierno para intervenir en el patio trasero de
Moscú. El resultado a futuro sugiere que este país quedará adsorbido en su
totalidad por su poderoso vecino, o en su defecto fraccionado y absorbido en
gran parte, con excepción de Kiev y las provincias del oeste que son más
nacionalistas y dadas a pertenecer al estado ucraniano actual.
De nuevo retomo la idea expresada en
el párrafo segundo en donde manifiesto que este mal ejemplo puede tener
repercusiones en otras regiones de Europa o América reviviendo controversias
territoriales ya superadas, puesto que en los últimos cien años han sobrevenido
conflictos que ocasionaron la disolución de reinos, principados y estados, incorporados
en las nuevas distribuciones de fronteras y esa lista es bastante abundante.
Con este resultado en Ucrania confluimos
en un revés para los planes de la Unión Europea, la OTAN y del mismo Estados
unidos, que ambicionaban la posibilidad de instalarse en las proximidades de
las fronteras del gran imperio ruso. Además se puede concluir que aunque los
estadounidenses se creen con el derecho de intervenir, sancionar y administrar
a lo largo y ancho de muchas regiones del mundo, aún existen espacios
territoriales vedados para ellos y Ucrania es uno de ellos.
En el siguiente apartado narro como
resultan de asombrosas las nuevas dinámicas y ajustes que está sufriendo la política
interna de Colombia; como las uniones entre el candidato presidente siendo este
de derecha y el grupo de izquierda moderada que poya a Petro.
De un lado nos encontramos frente a
una campaña presidencial exigua de ideas, limitada a un absurdo debate en torno
a los diálogos de la Habana, contenido del que los candidatos evalúan tanto su
avance lento, como las discusiones en torno a las penas y castigos para los
jefes guerrilleros, la reparación a las víctimas, la oportunidad de aplicar el
perdón y el olvido; llegando al culmen en el
que varios de los candidatos hablan de cancelar las actuales
negociaciones mientras la guerrilla no cese en sus ataques.
De esta manera la campaña solo se ha
centrado en esta discusión, dejando sin valoración todos los demás problemas
que enfrenta la sociedad colombiana que están representados: en la alta
informalidad laboral que distorsiona las cifras del empleo, pues en las
estadísticas no se distingue entre el formal, y el informal que carece de
prestaciones legales, como las de seguridad social.
Igualmente existen otro número de
necesidades básicas por resolver, entre ellas reducir la alta inequidad entre
las clases sociales, que es una de las mayores del continente; disminuir las
altas tasas de violencia urbana; mejorar la capacitación educativa imponiendo
metas de calidad y competitividad con sociedades más avanzadas; mejorar la
prestación de servicios médicos obligatorios eliminando entre otros el lucro que
se obtiene de ellos; determinar una política menos ambiciosa para calcular el
precio de los combustibles; fijar y socializar las condiciones para que las
comunidades aquejadas por las futuras explotaciones mineras puedan opinar y
decidir si desean en sus territorios tales afectaciones al medio ambiente.
Y al igual que estas necesidades sin
solución por los aspirantes, existen otras que están a medias, como las
políticas de protección a la agricultura y a la ganadería frente a los tratados
de libre comercio; la estructuración de zonas de reserva campesina, convertidas
en tabú por culpa de la explotación intensiva de monocultivos como la palma de
aceite, y que son motivo de controversias entre campesinos y grandes agroindustriales;
la distribución y legalización de baldíos. Temas todos que requieren de urgente
atención y de implementación de políticas públicas concretas, pero que no
existen en la agenda de los postulantes a la presidencia.
Todo este sinnúmero de hechos, además
de la polarización política han despertado en muchos de mis conciudadanos un
inmenso temor a Uribe y sus prosélitos, puesto que se percibe el olor a guerra
civil o a gobierno totalitario de extrema derecha, si el candidato que apoya el
expresidente obtiene el favor de la mayoría mínima.
Mal rumbo para una democracia que se
jacta de ser la más antigua de Latinoamérica. Por ello como lo enuncie en un
principio, esta situación para el país es singular, y requiere de toda nuestra
atención porque sus consecuencias son a largo plazo y afectaran sin duda el
vivir tranquilo de millones.
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