Fotografía pag Gobierno Bolivariano de Venezuela
Como un efecto por la actitud de la
ciudadanía colombiana, quienes frente a los sucesos que transcurren en la
república Bolivariana de Venezuela han asumido una postura de respaldo
insensata; me propongo la tarea de analizar sobre las asombrosas muestras de
falta de rigor político y del pleno desconocimiento histórico, del proceso
económico y social que paralelamente fluye entre el modelo colombiano y el del
estado venezolano.
Mis conciudadanos sujetos al manejo
mediático de los conglomerados periodísticos, impresos, visuales y radiales, se
han sumergido en un contagio de solidaridad infundada por el hábil amaño con el
que se enfocan las revueltas que acaecen en el vecino país, desconociendo o
dejando de lado que solo hace unos pocos meses, o exponiéndolo con mayor
precisión en septiembre pasado, vivíamos en nuestra nación, manifestaciones y
disturbios más complejos, con un mayor número de víctimas mortales, además de
desaparecidos; asonadas efectuadas por efecto de la aplicación de las
ineficientes políticas agrarias, asimismo ante el insuficiente control a los negociadores
oficiales que realizaron un imperfecto manejo en los convenios agropecuarios sujetos
a los tratados de libre comercio, que han perjudicado severamente la producción
y comercialización agrícola por cuenta del dumping, que procede del lavado de
dinero o de los cuantiosos subsidios otorgados por los otros estados signatarios
a sus campesinos.
Pero resulta que para mis
connacionales es mayormente inequitativo el régimen de Venezuela que ha afrontado
dificultades solo en los últimos 5 años, aunque sus cifras en educación,
cubrimiento en salud, nutrición infantil, reducción de la pobreza le son muy
favorables según la CEPAL, que el de la elite Colombiana que presenta uno de
los peores índices de Gini de Latinoamérica gracias a la inmensa inequidad; camarilla gobernante desconectada por más de 150 años de las necesidades y
carencias de campesinos, obreros y profesionales, que somos la gran mayoría de
la población local.
Claro en nuestra patria no hay quien
presione, ni los medios masivos necesarios para rememorar o así mismo para
recapitular los episodios económicos o sociales perjudiciales, como la
violencia partidista que ha enlutado miles de hogares, las fallidas reformas
agrarias, la supresión de garantías pensionales y salariales, la degradación en
la calidad de la educación ahora suplantada por un prototipo denominado de
gratuidad escolar, que solo distribuye pobreza y precariedad en la formación de
los docentes y en las ayudas didácticas o la vulgar pauperización de los
servicios de salud.
Así que por la falta de memoria
histórica, además de nuestra poca perspicacia política resulta que nuestro
sistema es perfecto y el del vecino es calamitoso; ah colombianos cuanta falta
nos hace tener medios independientes, educación bien estructurada y cultura
política para exigir un trato apropiado de parte del establecimiento criollo.
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