Jefe negociador del gobierno diálogos de la Habana |
Como puede ser posible que el colombiano promedio no
comprenda que el proceso de paz con la insurgencia, se efectúa con el grupo de
ciudadanos que a través de los últimos 55 años y con el poder de las armas han
desafiado la estructura política, económica y social tradicional e impuesta por el liderazgo criollo
desde la época de independencia.
¿Poca información? O será desconocimiento histórico.
¿Poca información? O será desconocimiento histórico.
Por ello la ideología, las actuaciones y decisiones de estos
grupos guerrilleros han estado orientadas a desestabilizar al notariado que
ostenta el poder desde los comienzos de la época republicana, quedando el resto
de nosotros en medio de esta guerra, y para superarla se hace necesario
realizar concesiones, algunas muy audaces y otras que desafían el ordenamiento
jurídico que nos rige; de tal forma como Santos lo argumento en su alocución del pasado 6 de
noviembre, en donde reafirmó que negociamos la paz con el enemigo no con los amigos.
La ciudadanía anhela el fin de las hostilidades, desea la
paz, pero cree absurdamente que las Farc están derrotadas militarmente o en
proceso de ello, lo que es un exabrupto mayúsculo como lo demuestran la finalización
de conflictos en centro américa y el África en los recientes años, a través
solo de la negociación política que ha permitido el final de estos ruinosas
guerras; no existe en la historia contemporánea un ejército que haya triunfado
sobre fuerzas irregulares que combaten como guerrillas, solo observen el estancamiento
en Afganistán entre Talibanes y fuerzas combinadas de estadounidenses y sus
socios de la OTAN, la mejor maquinaria bélica del mundo en contra de grupos mal
armados y poco entrenados, y este conflicto está empantanado.
Pero claro el mensaje superficial y confuso de Uribe y sus
muchachos desconcierta y desorienta a la opinión pública del país, a ello
añadamos el papel ambiguo de mucho medios noticiosos, las frases y discursos
ambivalentes de algunos miembros del gabinete presidencial y las poco oportunas
intervenciones del procurador Ordoñez, enemigo del dialogo y de la acción de
credos políticos ajenos a su medieval manera de interpretar la ley y la moral;
persuadiendo a los incautos y desprevenidos compatriotas que realizan juicios
de moral en contra de los insurgentes, en los que se terminan contradiciendo
hasta las propias creencias religiosas, solicitando justicia, léase venganza, rebatiendo
las enseñanzas cristianas que dice defender Ordoñez y toda la derecha criolla,
criterios religiosos que nos hablan de olvido, perdón y amor inclusive para
nuestros verdugos.
Indiscutiblemente argumentos religiosos que la gran mayoría no
somos capaces de aplicar y que demuestran la hipócrita postura del procurador y
todos los falsos cristianos que habitan en la derecha política de Colombia,
pues ellos predican actuar en defensa de esta Fe.
¿Entonces realmente que somos y como razonamos nuestro futuro
accionar?
Pregonamos pacifismo, tolerancia, respeto y sosiego pero en
realidad practicamos la venganza, la disputa, el fanatismo y la obstinación en
contra de todo aquel que nos enfrente o agreda así sea en mínima expresión.
Nuestro estado de sociabilidad y de observancia al credo
religioso solo aplica entre nuestros limitados grupo familiares y el entorno
social cercano que nos favorece, para el
resto del colectivo solo hay injusticia, condena, desprecio y rechazo.
Simplemente los conceptos que nos inculcan para interactuar
como miembros de la sociedad se aplican de manera selectiva y proporcional a
nuestros intereses, el resto de ideas que nos invitan a ser civilizados se emplean para sostener
las mínimas prácticas sociales que eviten nuestra propia eliminación de la faz
del planeta.
Finalizo reflexionando si por alcanzar la paz estaremos
dispuestos a sacrificar nuestras demandas personales de justicia o de venganza
y lo acataremos como el tributo que significa el bienestar de toda la nación.
Actuaremos como colectivo organizado o las divergencias
conceptuales serán la respuesta para continuar como hasta ahora actuando
individualmente, sin tener la capacidad de aglutinarnos para garantizar la conclusión
y ejecución de los acuerdos que se establezcan en la Habana entre guerrillas y
el estado.
Ilustración necesaria, indispensable para nuestros recuerdos sociales, que alcanzan 4 años como máximo. Ojalá pudiese ser leida e incorporada al lenguaje de tantos y tantos que creen en los mesias, o en los Messis que es casi lo mismo.
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