sábado, 23 de julio de 2011

BUROCRACIA Y CLIENTELISMO

A raíz de la capitulación del Partido Verde, ante la corriente gobernante, desde que el señor Peñalosa acepto el aval del partido de la U, corroborada el pasado 20 de julio en el discurso del presidente al darle la bienvenida a la mesa de la unidad nacional, volví entonces a meditar sobre la crisis de ideologías en Colombia, la falta de estructuras firmes en los partidos y en la eterna gobernabilidad compartida milimétricamente a través de la repartición burocrática de cuotas en ministerios, institutos descentralizados, cortes, organismos de control desde la esfera nacional a la local, secretarias del orden departamental y local.

La razón a esta extraña convivencia política en donde el limite ideológico casi desapareció, se causó gracias a la forzosa negociación del Frente Nacional, establecida desde el gobierno de Alberto Lleras Camargo en 1958, como única solución a la desenfrenada violencia partidista de los 50S, lastimosamente como tantas otras buenas ideas e intenciones, este proceso que culminó con la presidencia de Misael Pastrana Borrero 16 años más tarde, debilitó el sistema de partidos y lo acostumbró a ese cogobierno clientelista establecido por el Frente Nacional.

Ahora 37 años más tarde cuando nuevamente nos encontramos ante el dilema electoral en la elección de alcaldes, concejales, diputados y gobernadores, el panorama es de una tenue e indefinida reunión de partidos políticos, la U, Cambio Radical y el Partido Liberal, que fueron originados a partir del gran Partido Liberal, el partido Conservador, el Polo democrático que reúne a las fuerzas de la izquierda democrática y algunas agrupaciones étnicas y religiosas como el Mira. Al entrar a hacer la consideración sobre las posturas doctrinales que poseen este entramado de agrupaciones, solo podemos distinguir a la izquierda representada por el Polo y entre las demás asociaciones las diferencias son casi inapreciables, asemejándose a un gran colectivo dividido entre vertientes caudillistas.

Esta unificación de programas y posturas nos han llevado a que las costumbres políticas se perviertan, pues todos gobiernan y no hay control político, acrecentando este problema por el derrumbe moral que la cultura mafiosa ha impuesto en el país en donde todo vale y hay que enriquecerse rápidamente, razón que nos ha llevado a estar inmersos en este pantano de corrupción que parece tragarse la mayoría del presupuesto de gastos e inversión.

Por estos días un conocido amigo y periodista respetado por su profundo análisis político, comentaba desde su columna diaria en el Occidente de Cali, como en el ámbito local y regional se estaban planeando concretar uniones programáticas de varios partidos en torno a candidaturas únicas con el único fin de conquistar el poder; nuevamente los políticos de todas las tendencias unificaban posturas olvidando sus lineamientos doctrinales, sacrificados en pos de conservar su poder burocrático y de contratación, instituyendo mas corrupción, flagelo que como todos conocemos está desbordado en el país.

De todo este derrumbe ético moral surgen además posturas ideológicas extremas, como ya lo había comentado en un artículo anterior, que hoy ante los oscuros sucesos acaecidos en Europa toman más vigencia y nos recuerdan como los extremistas de hoy en día cubren todo el espectro religioso y político, aunque los más violentos tienden a surgir de la derecha; así mismo ante el resurgimiento de grupos de esta naturaleza en el país debemos estar muy vigilantes y prestos a denunciar ante cualquier actividad sospechosa, porque gracias a la hábil manipulación de su prédica ideológica, ellos hacen presa fácil a ciudadanos con arranques psicópatas, xenófobos y maniáticos, que son los llamados a crear estas inmensas tragedias.

Termino mi exposición con el convencimiento de que es necesario un replanteamiento de las estructuras políticas en Colombia con unos modelos y normativas estrictas además de bien definidas para lograr distanciar y diferenciar a los diferentes actores políticos del país, fundamento necesario en la transparencia, el control y el buen gobierno

2 comentarios:

  1. El desgobierno es consecuencia de la Constitución Política de Colombia de 1991, ineficiente a más no poder, -como deficiente la centenaria de 1886-; pues, impepinable, su confección a tres manos (más otras ocultas), apuntó al caos institucional.
    Obvio, la Pepa fue consecuencia del Frente Nacional, a su vez consecuencia de la mal llamada violencia que, en puridad, sesquicentenaria.
    Cambiando, también obvio, todo no es más que una superestructura fríamente calculada para mantener una sociedad dividida y desigual, en pro del gran capital concentrado en unos pocos.
    Lo demás es ideología barata.
    Atención: No hago predicas sociales sino, sentido común, cambio de modelo económico, repetido hasta el cansancio, dejar el neoliberalismo atrás por uno keynesiano con énfasis en lo social.
    @marinogiraldo

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  2. Uribismo=Conservatismo, Santismo=Liberalismo,

    Uribismo+Santismo=Conservatismo+Liberalismo=Frente nacional=partido de la U=los mismos con las mismas=subdesarrollo=corrupción=prevalecencia del poder sobre la ideología=prostitución ideológica=corrupción

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